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Desparasitación familiar: ¿Por qué es necesaria?

Las parasitosis son enfermedades producidas por organismos (parásitos) que invaden el intestino de las personas y pueden pasar a otros órganos. Todos estamos expuestos a contraerlas. A través de las manos, se cuelan en el cuerpo por medio de alimentos y objetos de uso cotidiano, que llevamos a la boca, accidentalmente o no.

Los parásitos se pueden contraer en cualquier lugar: desde comer en la calle, tocar objetos, viajar en el autobús o en el subterráneo, hasta jugar con nuestras mascotas. Están en la cocina, en el baño, en la tierra, en el polvo y en todos aquellos espacios que no han sido desinfectados. Incluso, también están presentes en el contacto con otras personas.

Se podría decir entonces que los parásitos intestinales se presentan por los inadecuados hábitos higiénicos personales y familiares. Pero también por la incorrecta higiene de los alimentos, mal manejo del agua para el consumo y el de la basura, así como la eliminación de excretas en el suelo.

Todo esto genera que las parasitosis provoquen, no sólo anemia y desnutrición, sino también enfermedades del estómago, intestino y colón. Incluso, pueden causar complicaciones peligrosas, siendo algunas veces mortales, principalmente en niños.

Cuidado con el agua y los alimentos

El agua, las carnes crudas, los pescados, las frutas y las verduras son los principales alimentos que pueden contener mayor cantidad de parásitos. Además de ello, si no se toman las precauciones correctas, como una adecuada higiene, se pueden contaminar otros alimentos.

También está demostrado por la ciencia que, en los perros, sobre todo en los cachorros, son muy frecuentes los parásitos intestinales. Y varios de ellos son transmisibles a las personas. Dicha infección ocurre al ingerir accidentalmente los huevos o las larvas, algo común, y cuando se juega con los cachorros.

No en vano, es de suma importancia lavarse las manos con frecuencia. Eso sí, con suficiente agua y jabón. Aunque adicionalmente se pueden utilizar líquidos desinfectantes y paños húmedos.

Dependiendo del tipo de parásito, los síntomas pueden variar. Incluso a veces hay señales que suelen ser confundidas con problemas relacionados a la gastritis o colitis.

Parásitos más frecuentes

Amibiasis

Esta enfermedad es producida por parásitos llamados amibas, las cuales llegan al intestino humano al consumir alimentos o agua contaminada con excremento. También pueden transmitirse por objetos, trastos o juguetes sucios, o por no lavarse las manos después de ir al baño o cambiar un pañal del bebé.

Sus principales síntomas son: dolor abdominal, diarrea (a veces con moco) y sangre, seguidos por estreñimiento. Igualmente puede complicarse e invadir otros órganos, como el apéndice, el hígado o la piel.

Giardiasis

La produce un órgano llamado giardia, que se encuentra en el excremento y se transmite de igual forma que las amibas. Por lo general, afecta principalmente a niños de 10 años. Este parásito impide la adecuada absorción de los alimentos, por lo que origina disminución de peso y desnutrición.

Los síntomas son dolor abdominal, diarrea, vómito y malestar general. Se alterna con períodos en los que no hay síntomas.

Ascariadis

Es producida por un parásito llamado ascaris, o lombriz intestinal. Se adquiere al consumir alimentos contaminados. Produce falta de apetito, dolor abdominal, sobre todo después de comer. También palidez y deseo de comer tierra. Cuando la infección es masiva, los parásitos pueden salir por el recto, la boca y la nariz o presentar complicaciones al invadir órganos, como el pulmón y el apéndice.

Oxiuriasis o alfilerillo

Es producida por un parásito llamado oxiuro, denominación que se refiere a los alfileres y vive dentro del intestino, afectando principalmente a los niños en edad escolar. Produce enrojecimiento y comezón en la región anal, generalmente durante la noche, que es cuando el parásito deposita sus huevos.

Taeniosis o solitaria

Es una parasitosis intestinal causada por la forma adulta de la taenia solium (solitaria) y la taenia saginata. Ambas se adquieren por comer carnes de cerdo y de res con cisticercos vivos, insuficientemente cocida o cruda.

La fase de gestación, como huevecillos, de la taenia solium y que infecta a los cerdos, también es infecciosa para las personas, desarrollándose las cisticercosis, que puede ser mortal, lo que no ocurre con la otra variedad de taenia.

También está la cisticercosis, que es una parasitosis que se adquiere por la ingesta de carne de cerdo que contiene cisticercos, al estar cruda o mal cocida.

Entre los síntomas y signos de una solitaria están: dolor de vientre, náuseas o ganas de vomitar, debilidad, pérdida de peso, aumento del apetito y dolor de cabeza. También estreñimiento, diarrea, mareos, comezón en el ano, nerviosismo, hipertensión intracraneal, dolores musculares, alteración aguda visual y presencia de nódulos (bolitas) bajo la piel.

Estos son apenas algunos de los parásitos más comunes.

Cómo desparasitar

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desparasitar a toda la familia, por lo menos dos veces al año, sobre todo en épocas de altas temperaturas.

Sin embargo, hay médicos que recomiendan hacerlo solo una vez al año. Para la desparasitación se deben tomar medicamentos específicos que actúan sobre los parásitos y los elimina, pero sin generar diarrea.  

En el mercado hay distintas opciones. Una de ellas es nitazoxanida, que es un mecanismo de acción para interrumpir el metabolismo del parásito.

Pero tenga en cuenta que lo recomendable siempre será visitar al médico. Que sea él, el que le proporcione el tratamiento a seguir, así como la medicación. Evite ingerir fármacos por cuenta propia.

Básicamente, para detectar la presencia o no de parásitos intestinales, hay que realizar un estudio de laboratorio. El paciente debe llevar una muestra pequeña de materia fecal para ser totalmente analizada.

Y si no se desparasita…

Cada parásito tiene su propio ciclo biológico, por lo que algunos pueden existir en el organismo humano durante mucho tiempo.

En caso de no desparasitarse con la medicación -el peor de los escenarios- es debido a que la concentración de parásitos sea tan grande que salgan del intestino. Esto puede generar que entre al torrente sanguíneo, desde donde se desplazan a órganos vitales como el cerebro o los pulmones. Aquí hay que recurrir a otras terapias, de acuerdo a cada caso.

Recomendaciones de utilidad

Existen algunas recomendaciones para evitar la parasitosis intestinal. Lo primero que se debe tener en cuenta, es que, todos los integrantes de la familia que conviven juntos deben desparasitarse. No uno, sino todos.

Una vez tomada la medicación, hay que limpiar y desinfectar la vivienda. Esto se debe a que, una vez expulsados los parásitos, estos suelen dejar sus huevos fuera del cuerpo y luego volver a su organismo.

El lavado de manos es de suma importante, en especial, cada vez que vaya al baño. También debe hacer ese mismo proceso antes de cocinar y consumir los alimentos.

Cambie con la mayor frecuencia las toallas, la ropa de cama y los paños de cocina. Otra recomendación fundamental es evitar tomar agua si no está bien tratada. Recuerde siempre desinfectar las frutas y los vegetales. Asegúrese de que la carne esté bien cocida antes de consumirla.

Frutas y hortalizas, cómo desinfectarlas

Para evitar contraer parásitos u otras enfermedades, es fundamental que tomemos conciencia sobre la necesidad de lavar frutas, verduras y vegetales. También limpiar los productos envasados.

Hacer el proceso desinfección de estos alimentos es de vital importancia. Tenga en cuenta que estos se encuentran expuestos y han sido manipulados por muchas personas.

La web de gastronomía Cocina y Vino ofrece algunas recomendaciones que le serán de utilidad. El primer consejo que debe seguirse antes de lavar las frutas y verduras, es asearse las manos con abundante agua y jabón.

Para poder eliminar los gérmenes, bacterias, químicos y algún otro contaminante que puedan tener, es necesario limpiarlos correctamente. Según sea el caso, hay que frotarlos con una esponja, cepillo y/o paño, claro está, libre de jabón.

El cloro puede ser un buen aliado. Eche una cucharadita de este producto en cada litro de agua. Luego lave y sumerja las hortalizas y frutas que vaya a consumir sin picar en esa solución durante unos cinco minutos. Esta mezcla la puede impregnar en un pañito y limpiar los productos que estén envasados.

El vinagre también es un buen antimicrobiano. En un recipiente con agua agregue un chorrito y deje en remojo entre 5 y 10 minutos. El limón es eficaz, por ser un antiséptico, astringente y blanqueador natural. Si opta por esta alternativa, requerirá por cada litro de agua, ¼ o ½ litro de jugo de limón.

Otra opción es el bicarbonato, un gran antibacterial. En un recipiente con agua agregue una cucharadita de polvo y deje remojando durante pocos minutos. Para los vegetales de hojas verdes, podría echarles unas gotas de yodo al agua y dejar remojar unos minutos.

Eso sí, independientemente de las alternativas descritas anteriormente, luego de desinfectar las frutas y vegetales, lávelos con suficiente agua.